Con un sol incandescente, como ya es tradicional en las fiestas guayaquileñas, se conmemoró el pasado 25 de julio, la sesión solemne por los 483 años de fundación de la urbe porteña. La Plaza de la Integración, junto al palacio de Cristal, agolpaba a miles de personas que llegaban para escuchar el último discurso del alcalde Jaime Nebot en las festividades de julio.

​

Cuando ingresamos a la plaza no había espacio para nadie más, cada centímetro de esta estaba copado. Se evidenciaba la algarabía de los asistentes y la ferviente presencia de la manifestación política de la ciudadanía. Con mucho esfuerzo logramos llegar hasta las primeras filas, esperábamos observar el evento lo más próximo posible a la tarima principal, llevábamos unos carnés de prensa elaborados por nosotros mismos, nuestros equipos y cuadernos para anotar; y sin esperarlo la encargada del espacio destinado para los medios nos hizo pasar. Instalamos nuestros equipos, nos sentíamos nerviosos y asombrados claro está, pero felices por la oportunidad y de inmediato comenzamos a trabajar.

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

 

​

A pesar de que el evento estaba programado para iniciar a las 17:00, dos horas antes simpatizantes del Partido Social Cristiano (PSC) y otras agrupaciones se encontraban ya en el lugar y en sus alrededores con muestras de apoyo al alcalde. Por donde se caminara el blanco y celeste estaban presentes, y gran parte de los asistentes llevaban camisetas con el rostro de Cinthya Viteri, la carta con la que PSC pretende ganar la alcaldía en las próximas elecciones.

​

Poco a poco se comenzaron a avistar a las primeras personalidades del medio político y artístico, entre las más destacadas: María Alejandra Vicuña, vicepresidenta del Ecuador; Doménica Tabacchi, vicealcaldesa de la ciudad; Elizabeth Cabezas, presidenta de la Asamblea Nacional; Rosalía Arteaga, ex presidenta de la nación; y completaban el mitin, concejales, cantantes y representantes de instituciones municipales.

​

Eran las 17:00 y la llegada del alcalde dio inicio al evento y encendió aún más el fervor ciudadano; se levantaron las banderas de Guayaquil y los carteles con muestras de apoyo, que eran parte del panorama. Se procedió a entregar reconocimientos a la ex presidenta de la República del Ecuador, Rosalía Arteaga; a Mirella Cesa, por su logro en Viña del Mar; al músico Héctor Napolitano; al deportista Jecson Preciado Mairongo; y a un familiar del fallecido radio difusor y publicista Gabriel Tramontona.

​

Rosalía Arteaga tomó la palabra en nombre de los condecorados, con un corto discurso lleno de gratitud y una gran sonrisa en su rostro se dirigió a los presentes; con gran orgullo enalteció a la mujer guayaquileña y dedicó su triunfo a los profesores, niños y otros.

​

Después se observó un vídeo en el que se daba a conocer las obras entregadas y las que están por realizarse por parte del cabildo. Y ante tanto civismo no podían faltar las retumbantes estrofas del himno nacional.

​

“Una celebración que se repite por 483 veces debe fundamentarse en un sólido motivo. Y ese motivo no puede ser otro que la valoración y el respeto a la herencia viva que nos dejó el pasado”, con estas palabras Nebot daba inicio a su intervención sin olvidar su característico tono imponente. Una intervención marcada por la crítica a los personajes y modelos políticos que desde su punto de vista han hecho daño a la ciudad y han detenido su progreso.

​

“Guayaquileños de nacimiento y de corazón, es a su franqueza y coraje, a su solidaridad y eficacia a lo que rendimos homenaje. Juntos lo hemos hecho, ustedes y yo, por 18 años. Este es el último julio en que lo haré como alcalde, pero siempre lo haré como ciudadano, pues mientras viva mi corazón no dejará de sentir a Guayaquil por la patria, ni mis labios de exclamar ¡Viva Guayaquil, carajo!” manifestó Nebot y a la par se levantaba la voz popular con las consignas: “Nebot presidente” y “Cinthya alcaldesa”.

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

​

Como era de esperar el alcalde usó su espacio para exaltar los logros de su administración y las 421 nuevas obras con las que pretenden potenciar a Guayaquil. Y como si fuese un consejo de padre a hijos, realizó una exhortación a la ciudadanía para que estudien a los candidatos al cabildo, en la que expresó: "Observen y analicen a los candidatos y concluyan quien hace peligrar sus logros y su provenir, o por el contrario quien pueda continuar y superar nuestra obra, simplemente voten por ese personaje; ese es el mejor blindaje que podemos dar al futuro promisorio de esta ciudad… Voten por ustedes mismo. Los candidatos son solo medios para solucionar sus problemas. Estoy seguro de que ustedes no se equivocarán de objetivos, pero cuidado se equivocan de persona, algunos que parecen salvadores, acaban siendo los peores sepultureros”.

​

Y sin perder el ahínco dio fin a su discurso con un llamado a la correcta actitud que debemos tomar como ciudadanos. “Transformemos la esperanza en fe. Fe en nosotros. Fe en un pueblo sin miseria y con empleo. ¡Fe en un Guayaquil libre y autónomo, fe en la unidad de un Ecuador que funcione!”, concluyó.

​

Entre aplausos tomó la posta la vicepresidenta de la República, María Alejandra Vicuña en representación del presidente Lenin Moreno, quien se encontraba en una gira por Europa. Emocionada, Vicuña manifestó su alegría de ser la representante guayaquileña del gobierno durante esta celebración. Y sin rodeos destacó la gestión del gobierno en el plan “Toda una Vida”.

​

Vicuña presentó un definido discurso dirigido a la unión de las partes que antes estaban divididas e incluso polarizadas, una unión que puedo considerar aun incompleta y si no que lo diga la “Revolución Ciudadana”. Empoderó también el trabajo que el gobierno esta realizando y seguirá realizando por Guayaquil.

​

También comentó: “Nuestro gobierno le apuesta a la economía popular y solidaria, mañana firmaremos en Guayaquil un convenio de tasas de garantía, además felicito al alcalde por el proyecto de préstamos a personas necesitadas, que cuenten con el apoyo en la construcción de una sociedad democrática. No hay democracia en contexto de conflictos por eso tan pronto empezó nuestro gobierno el presidente convocó a un gran diálogo nacional para escuchar todas las partes y también se convocó a una consulta popular”.

​

Y ya con el sol en su ocaso y dándole un poco de soltura al evento, la cantante guayaquileña Pamela Cortés, entonó con su melódica y dulce voz el himno al 9 de Octubre, en compañía de la Orquesta Filarmónica Municipal de Guayaquil. Fue así como los guayaquileños, en el frío icónico de las noches guayaquileñas de verano, vieron finalizar la última sesión juliana a cargo de Nebot.

​

Seguramente una de las sesiones solemnes más destacadas de la historia al ser la última presidida por Nebot. Con certeza de que los simbólicos discursos de quien por 18 años llevó las riendas de Guayaquil serán extrañados, ya sea por costumbre o afecto.